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Historia del Castell de Cabrera

Un castillo con años de historia y leyendas

 

Este castillo es lo primero que avistamos cuando nos acercamos en barco a la isla, y esta construcción nos da la bienvenida desde lo alto de un acantilado a 72 metros del mar. Lo que no llegamos a imaginar tan solo verlo es la cantidad de historia que se esconde detrás de sus paredes.

 

Muchas veces, cuando vamos a visitar distintos lugares, podemos pasar por al lado de una construcción o monumento histórico que tiene miles de años y no nos damos ni cuenta. 

La mayoría de las veces que nos pasa esto es por no habernos informado antes de ir a visitar el lugar, y luego, cuando nos damos cuenta, ya es demasiado tarde para volver a visitarlo.


Por esa razón, para que no se le pase a nadie por alto toda la historia de El Castell de Cabrera, a continuación hablaremos sobre los datos históricos más importantes del castillo.

Se trata de una fortificación  militar de la época medieval, construida en el año 1400 por encargo de Guillem Saragossa. Este castillo fue levantado como torre de vigilancia, con el objetivo de proteger a la Isla de Cabrera de las invasiones piratas. Desde arriba de la torre los vigilantes podían controlar las entradas de las embarcaciones y los desembarcos.


El castillo hizo frente a numerosos ataques e incluso derribos desde el siglo XV hasta el siglo XIX. Uno de los ataques más conocidos fue el de Barbarroja, el capitán de los piratas berberiscos, en 1531, cuando tomaron la isla como un territorio más de su conquista. 

En 1550 la isla sufrió otro ataque, comandado por Dragut, que al frente de un ejército de 1500 turcos tomó el mando del castillo y posteriormente lo destruyó.

Años después, en 1698, El Castell de Cabrera fue restaurado y pasó a manos de la Universidad de Mallorca, entidad que se encargó de su conservación. 1715 fue el último año en el que se utilizó el castillo con fines militares, pues en 1716 pasó a ser propiedad de los reyes católicos.

Este castillo también fue uno de los escenarios de la Guerra de la Independencia de 1808, cuando sirvió como prisión para los soldados franceses, que quedaron recluidos en la isla hasta que se firmó la paz en 1814. De hecho, todavía hoy se guardan inscripciones en las paredes del castillo, de cuando los soldados napoleónicos estuvieron presos.

A día de hoy, El Castell de Cabrera está abierto al público y recibe miles de visitas cada verano de turistas y cultos que se acercan a contemplar los restos arquitectónicos e históricos de un castillo con muchos años de trayectoria y miles de historias que contar entre sus cuatro paredes. 

Después de leer este post, puedes presumir de tener el conocimiento necesario para visitar El Castell de Cabrera, reconociendo todo lo que se ha vivido allí y valorando los restos e inscripciones que dejan testimonio de su historia para que, de una manera u otra, los más aventureros podamos revivirla.  


 


Años después, en 1698, El Castell de Cabrera fue restaurado y pasó a manos de la Universidad de Mallorca, entidad que se encargó de su conservación. 1715 fue el último año en el que se utilizó el castillo con fines militares, pues en 1716 pasó a ser propiedad de los reyes católicos.


Este castillo también fue uno de los escenarios de la Guerra de la Independencia de 1808, cuando sirvió como prisión para los soldados franceses, que quedaron recluidos en la isla hasta que se firmó la paz en 1814. De hecho, todavía hoy se guardan inscripciones en las paredes del castillo, de cuando los soldados napoleónicos estuvieron presos.

A día de hoy, El Castell de Cabrera está abierto al público y recibe miles de visitas cada verano de turistas y cultos que se acercan a contemplar los restos arquitectónicos e históricos de un castillo con muchos años de trayectoria y miles de historias que contar entre sus cuatro paredes. 
 Después de leer este post, puedes presumir de tener el conocimiento necesario para visitar El Castell de Cabrera, reconociendo todo lo que se ha vivido allí y valorando los restos e inscripciones que dejan testimonio de su historia para que, de una manera u otra, los más aventureros podamos revivirla.