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CABRERA Y UN NUEVO PECIO

Tanto en Mallorca como en el Archipiélago de Cabrera están documentados hasta la actualidad un total de treinta y cinco pecios (catorce en Cabrera) cargados con ánforas béticas, tres posibles, y un punto de aguada, lo que viene a demostrar el intenso tráfico marítimo de, al menos aceite, vino y salazones procedentes del sur de Hispania en el Mediterráneo, necesarios para abastecer al imperio romano. Y junto a esos alimentos, diferentes metales muy preciados y valiosos para Roma, como era el plomo, el estaño y el cobre.

Es interesante recordar que las Baleares son citadas frecuentemente como punto estratégico en las rutas comerciales del sur de Hispania y por la calidad de sus puertos naturales, no exentos de peligros por sus escollos. Refiriéndose a Cabrera, Plinio el Viejo no puede ser más claro afirmando “[...] Capraria insidiosa naufragiis [...]. Algunos autores, sobre la base de la importancia estratégica de las islas por la enorme cantidad de puertos naturales que posee, y la necesidad de controlar las rutas comerciales del Mediterráneo por parte de Roma, han apuntado que éstas pudieron ser, junto a otras, las principales causas de la conquista de las Baleares, llegando incluso los negotiatores a presionar al senado romano para abrir la ruta directa entre el sur de Hispania y la península itálica.

El mar, aunque a simple vista pueda parecer lo contrario, no es un espacio abierto por el que se puede navegar libremente y a voluntad, sino que en él confluyen toda una serie de dinámicas meteorológicas que, mutatis mutandis, condicionaron y siguen condicionando aún a día de hoy, el arte de la navegación a vela. El concepto de “ruta de navegación” engloba no solo el trazado físico de la ruta sino todo un corpus de saber acumulado a lo largo del tiempo que responde a una serie de condicionantes de navegabilidad entre los distintos puntos que se desean enlazar por vía marítima supeditados a diferentes factores como son el medio físico (climatología, régimen de vientos y corrientes), y los medios técnicos (tipo de vela y timón, sistemas de orientación). Estos hechos eran conocidos en la antigüedad, ya que Hesíodo (619-694) aconsejaba a los marineros no navegar, exceptuando los cincuenta días después del solsticio de verano o los que preceden a la caída de las Pléyades, desde julio a finales de agosto.

Oficialmente, la temporada de navegación se iniciaba con las fiestas conocidas como Navigium Isidis o Ploiaphesia, dedicadas a la diosa Isis y celebradas a principios del mes de marzo, durante el equinoccio de primavera. Durante esta temporada, conocida como mare apertum, era el momento idóneo para navegar, mientras que el resto del año, denominado mare clausum, debían evitarse, en la medida de lo posible, las travesías marítimas. Para corroborar las evidencias del tráfico marítimo en Cabrera recientemente el Servicio de Arqueología del Consell de Mallorca dos buceadores profesionales y tres arqueólogos del Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marina (IBEAM) , han creado un plano a tamaño real de un nuevo descubrimiento de pecio en Cabrera, bautizado como Cabrera XIV. La nave data del siglo III o IV y que contiene entre 1.000 y 2.000 vasijas de barro. 1) Estrabón (III, 2, 5). 2) Licofrón, Alex, 633; Estrabón, III, 5, 1 y Estaucio, 457. 3) Nat. Hist., III, 76. 4) Orfila 2008: 18. 5) Moreno Torres 2005: 784. La mayoría de estas ánforas miden un metro de largo, características típicas de las que se fabricaban en el norte de África por aquel entonces. El resto son recipientes de menor tamaño, probablemente procedentes del sur de Portugal y llevarían la apreciada salsa de pescado garum (salsa hecho con tripas y otros desechos de pescados salados y secados al sol). La nave, de unos 20 metros de eslora, se hallaba cubriendo la ruta entre el Norte de África e Hispania, el sur de Francia o, incluso Roma. Cada ánfora contiene 26 litros de producto y cada una de ellas pesa entres 17 o 18 kg, esto supone unas 88 Tn de carga a las que habría que sumar el peso de la embarcación para conocer el desplazamiento.

El vicepresidente del Consell de Mallorca, Francesc Miralles, responsable de Patrimonio, ha destacado que tras confirmar el análisis inicial el valor del hallazgo, es preciso «establecer mecanismos para la preservación de este bien patrimonial y habilitar sistemas para que esta riqueza cultural pueda llegar a la población» y ha recordado que para ello será muy relevante culminar la Carta Arqueológica Subacuática de Mallorca que ha puesto en marcha la institución insular. https://ultimahora.es/sfAttachPlugin/389300.mp4 Redacción Marcabrera.