Entorno Marcabrera

El aislamiento de las 19 islas y 12 islotes del archipiélago de Cabrera ha creado uno de los paisajes litorales más singulares y mejor conservados del Mediterráneo, que junto con sus excepcionales fondos marinos llevaron, en 1991, a que fuese declarado el primer Parque Nacional Marítimo Terrestre de España y en el 2002 el Gobern de las Illes Balears declara la zona comprendida entre Cap Blanc, Cala Figuera de Santanyí y el límite con el Parque Nacional la Reserva Marina del Migjorn, la mayor de Baleares, conformando así la mayor área marina protegida del Mediterráneo Occidental y centro de numerosas iniciativas de zonas aún mucho más extensas de protección, como es la que se intenta declarar para el atún rojo.

Dentro de este conjunto de ecosistemas sobresale el marino con singulares y altamente vulnerables las praderas de fanerógamas marinas (Posidonia oceanica y Cymodocea nodosa) caracterizadas por una elevada producción biológica y ser foco de alevinaje de muchas especies ictícolas; las comunidades de algas calcáreas rojas (los maërl) y las comunidades de coral y moluscos (bivalvos, gasterópodos); así como la presencia del pez de raors (Xyrichthys novacula) y de sus especies asociadas (Bothus podas, Trachinus spp.), tan importantes para la pesca artesanal en Mallorca.

El aislamiento del archipiélago del Parque Nacional de Cabrera a favorecido la existencia de numerosos endemismos y que acentúan su necesidad de conservación. Entre los botánicos, merecen especial significancia el astrágalo de las Baleares (Astragalus balearicus), la rubia (Rubia angustifolia ssp. cespitosa), el tragamoscas (Dracunculus muscivorum ) y el hipericón balear (Hypericum balearicum). Cada islote atesora una de las 10 subespecies de la lagartija balear (Podarcis lilfordi) y dentro invertebrados encontramos una de las riquezas faunísticas más notables y desconocidas, los crustáceos, que con un total de 20 especies descritas,el 45 % de las especies son endémicas (géneros Burrimysis y Psudoniphargus) caracterizados por ser habitantes de lagos subterráneos tanto de agua dulce como salobre.

Además, constituye un importante punto de escala en la ruta migratoria de más de 150 especies de aves, tanto en el paso primaveral como en el otoñal y son zonas de cría para especies tan emblemáticas como la gaviota de Audouin (Larus audouini), la pardela balear y la cenicienta (Puffinus mauretanicus y Calonectris diomedea), el halcon de Eleonora (Falco eleonorae) y el águila pescadora (Pandión haliaetus).

Actualmente está incluido en la Red de Especial para la Protección de las Aves y la Red Natura 2000, es Lugar de Interés Comunitario y declarado Zona de Especial Protección de Importancia para el Mediterráneo y Área Natural de Especial Interés para el Gobierno Balear.

Por su situación, cercana a Mallorca, y el aislamiento el Archipiélago de Cabrera ha sido protagonista en los avatares de las diferentes culturas que se han ido sucediendo en el Mare Nostrum. A sido también un refugio para los barcos, a pesar de la peligrosa orientación de su bocana, con lo atestiguan los 7 pecios que reposan en su fondo.

Parece que la primera población estable, aparte de los obreros de las factorías de salazones y garum romanos, fue una comunidad de monjes que en el siglo V creó un monasterio y permaneció en él hasta finales del siglo VIII, aunque tristemente célebres por que obraban de manera tan perversa y han sometido sus vidas a diversos crímenes, que manifiestan que, además de servir a Dios, luchan, y lo decimos llorando, a favor del antiguo enemigo, según esta reflejado en la Epístola XII dirigida por el Papa Gregorio Magno I al defensor de la fe católica Johannes en el año 603 y donde le pide que todo lo que encuentre sea corregido imponiendo las penas correspondientes.

En el siglo VIII, coincidiendo con el comienzo de las llamadas "razzias" por parte de los musulmanes, que finalmente desembocan en la conquista de Baleares hacia el año 902 d.c., esta comunidad desparece y no hay ningún dato sobre Cabrera hasta la conquista cristiana por Jaime I en 1229, que concede el pleno dominio sobre Cabrera a la Pobardía de la Catedral de Tarragona. Arrendando estas a Bernat de Claramunt y a Guillén Huguet, que son los primeros "señores de Cabrera".

El castillo, edificado en 1400, con el objetivo de avisar a Mallorca mediante humo y la luz de una hoguera, de la llegada de los piratas berberiscos también era el primero en sufrir sus ataques y por lo que tuvo que ser reconstruido en numerosas ocasiones.

Pero quizás sea en 1808 cuando se escribe la historia más trágica de la isla, al ser usada como presidio para 13.000 prisioneros franceses de la Batalla de Bailén. Los escasos recursos de la isla, la irregularidad de la llegada de los víveres y las enfermedades tan solo permitieron abandonar la isla, con la caída de Bonaparte, a 3000 de ellos. En la Primera Guerra Mundial, ambos bandos utilizan repetidas veces el puerto y en tiempos de la Guerra Española es utilizada como base para dos submarinos republicanos. Y durante la Segunda Guerra Mundial, Johannes Bochler, piloto de un ME-190, fue abatido por un caza de la Royal Air Force. Recuperado el cadáver fue enterrado en el pequeño cementerio de la isla y nació la leyenda de su fantasma que recorre los caminos de Cabrera, incluso después de que en 1982 sus restos fuesen repatriados a Alemania.