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CABRERA SOBREVOLADA POR BUITRES LEONADOS.

Consultando la base de datos sobre observaciones del voltor negre (Buitre negro) del Proyecto Marcabrera en su área de influencia (Parque Nacional Marítimo Terrestre del archipiélago de Cabrera y la Reserva Marina de Migjorn de Mallorca), no es frecuente esa observación y se limita a un par de ocasiones a lo largo de los últimos 6 años. Sin embargo desde mayo hemos observado dos veces la presencia de buitre leonados, la última ayer. Un ejemplar adulto cicleaba sobre la zona interior de la playa de Es Carbó y cuando tomo altura tomo dirección hacia la Sierra de Tramuntana.

 

Esta especie, la del buitre leonado, tan solo tiene presencia en Mallorca desde finales del 2008, cuando un fuerte temporal del SudEste arrastro a un grupo de estos ejemplares mar adentro y por fortuna para ellos consiguieron arribar a Mallorca, ya que probablemente de no haber sido así hubiesen pedecido en el Mediterráneo. En la superficie marina no hay ni vientos ascendentes de ladera ni corrientes térmicas, por lo que los buitres especializados en el vuelo de planeo, se ven obligados a batir sus grandes alas agotándose rápidamente.

 

El buitre leonado es una de las mayores aves que se pueden encontrar en Europa, puede llegar a los 9 kg de peso y una envergadura de 2,65 metros. Hay dos subespecies Gyps fulvus fulvus presente en el noroeste de África y la Península Ibérica, algunas zonas de Francia e Italia y Crimea hasta Oriente Medio y Gyps fulvus fulvescens en Afganistán, Pakistán y el norte de India.

 

Las peculiaridades de su vuelo velero asociado a térmicas limita su distribución entre islas, no obstante podemos encontrar una colonia de buitre leonado del Parque Natural de Nebrodi, en Sicilia, cerca de la localidad de Alcara Li Fusi, a poca distancia del mar, en varios tramos de cañón fluvial por los que se distribuyen más de veinte parejas reproductoras de la especie gracias a un proyecto de reintroducción de GREFA y en la isla croata de Cres.

 

Tienen una coloración dorsal que varía entre el pardo y el gris y una región ventral de color marrón claro de donde procede su nombre leonado. Presentan un característico collar de grandes plumas blancas que rodea la parte baja del cuello, el cual se diferencia con la parte superior al estar provisto de un fino plumaje blanco. Este collar es indicativo de la edad del ave siendo el de los individuos más viejos blanco y abundante, en contraste con el de los juveniles que es apenas incipiente y desflecado. Pueden llegar a vivir hasta 30 años en estado salvaje y se tiene registros de individuos de 41 años en cautiverio.

 

La corpulencia de la gran ave suspendida en el aire; su planeo pausado, casi estático, junto a su capacidad de reciclar la muerte están detrás de su vinculación con la espiritualidad de múltiples culturas y la androfobia.  Las Torres del Silencio ó Dokhmas, donde los parsis (etnia indopersa) depositan a sus muertos para que gozasen de la luz de Zoroastro a través de ser devorados por los buitres. O el bronco sonido de las luengas trompetas tibetanas que llaman al necrófago para que ingiera el cuerpo del difunto y así libere su alma. En Iberia, solamente los guerreros celtíberos caídos en batalla (la incineración se consideraba común y de inferior rango social ), poseían el honor de ser comidos por los buitres para que sus almas galopasen hacia el cielo eterno. Sai arre, nombre en euskera del alado, denomina lugares y montañas donde el pueblo de Euskal Herria ritualizaba la muerte de sus hijos, bajo la sombra del Ángel Necrófago.

 

Mallorca mantiene la única población insular del mundo de buitre negro. Nidificaba en solitario en la isla junto con dos parejas de alimoches, ahora comparte su espacio y sus recursos con los buitres leonados llegados a Mallorca ya que estos han criado con éxito.

 

El buitre negro (Aegypius monachus) fue una especie presente en la mayor parte de las grandes islas del Mediterráneo. La presencia en Baleares está documentada entre el Plioceno y el Cuaternario (Alcover, 1981) coincidiendo con el Myotragus (Bóvido endémico de las Baleares) y posible principal fuente de alimentación. Las referencias escritas del voltor en Mallorca se remonta a citas en el “Llibre de Contemplació”, de Ramón Llull (1271-1274). Especial significancia son las referencias de Vilella, de finales del siglo XVIII, ya que describen los usos prácticos de los buitres cazados ó las listas de destrucción de alimañas de mediados del siglo pasado, donde figuran 45 pares de patas de buitre muertos entre 1792 y 1794.

 

El voltor negre, hoy convertido en el emblema de la conservación en Mallorca, entre los años 1978 y 1989 estuvo a punto de desaparecer. Hoy cuenta con más de 150 ejemplares y este año han conseguido sacar adelante a 25 pollos.

 

La recuperación de esta especie se debe a factores muy diversos, entre los cuales hay que destacar la erradicación del uso de venenos, la protección de su hábitat como ZEPA de la Costa Brava mallorquina (1987), la protección urbanística de toda la Serra (Ley 1/1991 del Parlament Balear) y la inclusión de espacios en la Red Natura 2000. A la reintroducción en 1985 de 35 buitres procedentes de Monfragüe. A la activa participación de Grupos ecologistas y ONG´s a lo largo de todos estos años(1), a la implicación de la Administración, al trabajo constante y continuado de los agentes ambientales y sobre todo al cambio de aptitud social.

 

Todavía no parece que la densidad de los recién llegados buitres leonados suponga un problema de competencia con la población de buitres negros, pero no deja de ser significativo que en Mallorca disfrutemos de vuelo ingrávido de las dos aves mayores de Europa.

 

 

(1).- En un primer momento, a la Sociedad de Historia Natural de las Baleares y Adena, con el apoyo económico del FIR (Fons d’Intervention des Oiseaux/BirdLife Francia) y a partir de 1973 el GOB. En 1986 se constituye la Black Vulture Conservation Fundation (ONG holandesa con sede física en Mallorca) y ejecutora del Plan de Recuperación del Buitre Negro en Mallorca y receptora de los Fondos Life (1.036.378 € entre 2001 y 2005) y a partir del 2002 la fundación Vida Silvestre Mediterránea. También la Política Agraria Europea, con su apoyo a la ganadería extensiva, a contribuido favorablemente en esta recuperación.